Saludos y bienvenidos.
Me llamo Óscar Cortés Salás, y mi entrada en el mundo de la psicoterapia no fue fruto del azar, sino la respuesta a una llamada interior.
Una voz profunda e insistente me empujó a explorar los laberintos de mi mente y descifrar el misterio de lo humano.
Mi travesía comenzó con la Terapia Gestalt, una corriente viva y humanista que no solo me abrió puertas hacia fuera, sino que rompió muros hacia dentro.
Gracias a ella, aprendí a mirarme con ojos nuevos: más compasivos, más verdaderos, más despiertos.
El Teatro se presentó poco después, no como un oficio, sino como un acto sagrado.
El escenario se convirtió en un templo donde pude dar cuerpo a mis sombras, voz a lo silenciado y forma a lo innombrable.
Allí comprendí que el dolor también puede volverse belleza cuando se expresa con verdad.
Así fue como la Gestalt, el Teatro y la Expresión Corporal comenzaron a entrelazarse en mí, hasta formar un solo lenguaje.
Un lenguaje que habla desde el cuerpo, la emoción y la imaginación.
He descubierto que el humor puede ser una brújula luminosa en medio del caos,
y que reír —de verdad— a veces es la forma más honesta de sanar.
Dedico mi vida a estas herramientas vivas.
Me han enseñado a soltar el control, a habitar el presente y a abrazar lo que soy sin máscaras.
Con ellas he tejido un estilo propio, imperfecto pero auténtico, que me guía y me sostiene.